Pedi media porción de La Fabada y de esa mitad, me tuve que llevar la mitad a casa. Bastante grande la porción. De que estuvo riquísima no cabe la menor duda. También pedí una Gamba Gabardina, pero a ver si encuentra la gamba entre tanta masa. Aunque, el sabor de la masa en sí estuvo muy, muy rica. Cuando pedí La Fabada, me trajeron un plato de pan muy fresco. Pero, no fue hasta que llegué a casa que me di cuenta, que me cobraron el pan. Pensé que venía con la orden de La Fabada. Las cosas no se hacen así. Ofrecer un plato que no se haya pedido, para luego cobrarlo sin conocimiento del cliente es engañoso y muy mala práctica. Por último puede ver que al no poder comerme mi porción de La Fabada, se me occurio pedirlo para llevarme a casa. Pues cobrarme por llevarme mis sobras a casa es absolutamente ridículo. En otras palabras, estoy pagando para llevar conmigo una comida que ya había pagado. Al menos tengan la cortesía de notificar al cliente que se cobra por llevar las sobras, y por igual el poner el pan en la mesa sin haberlo pedido. De haberlo mencionado, usted me hubiera dado la opción de decidir, pero me quito esa opción y me cobro por ello. No vuelvo más hasta que cambien sus prácticas.

Nos lo habían recomendado, pero la experiencia estuvo por encima de las expectativas! Por suerte llegamos temprano, sobre las 12.00 del domingo, que ya comenzaba a llenarse. Conseguimos una mesa en el salón del fondo, y con todo su encanto, Carnen, la encargada, vino a ofrecernos sus gambas a la gabardina ¡gracias por casi imponernos que debíamos probarlas! Con eso y una tabla surtida (calamares, unos saquitos de bacalao, croquetas, ensaladilla, todo de primera) salimos más que satisfechos. Y a las 13.30 el local estaba a petar! El precio? Ridículo para alguien que llega desde Barcelona, pero acorde con la oferta de Oviedo. Imperdible!